MARQUES DE SADE NACIONALIZADO PARAGUAYO
Análisis de la situación política paraguaya, 16 de mayo de 2018

 

Escribe: José Antonio Vera, desde Asunción para Radio Centenario

 

El nivel de perversión institucional que ha impreso la presidencia de Horacio Cartes, en  menos de cinco años en Paraguay, es difícil de superar en tiempo y en profundidad, a tal punto que acierta muy bien Monseñor Mario Melanio Medina, cuando afirma públicamente que “Cartes compró el Partido Colorado para vender el País”.
Darío Messer, “mi hermano”, como lo considera el mandatario, prófugo de la justicia brasilera, con requerimiento internacional, acusado de un rosario de delitos de grueso calibre, es una de las personas más allegadas al empresario tabacalero y propietario o presta nombre de una veintena de firmas, convertido en Jefe del Ejecutivo nacional tras ganar las elecciones del 2013, fruto de fuertes inversiones de dinero para imponer intendentes, gobernadores, parlamentarios y comprar hasta el alma de miles de votantes.
Su hermano ha sido pieza clave para el acercamiento de Cartes con el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, y su decisión, obedeciendo las órdenes de Donald Trump, de trasladar la embajada paraguaya de Tel Aviv a Jerusalén, esa eterna ciudad tripartita, hoy usurpada por un régimen traidor al mismo pueblo judío, en una actitud rastrera y groseramente agresiva contra el pueblo palestino, que también acompañan los regímenes títeres de Honduras y Guatemala, cómplices todos en las masacres que continúa perpetuando el sionismo contra miles de niños, mujeres y hombres árabes-.
Ese desvarío de Cartes, coincide con un notable incremento de la presencia de agentes de los servicios israelíes (MOSAD), en particular en tareas de represión, que van desde un escuadrón de protección del presidente y su familia, hasta el asesoramiento a las fuerzas de tareas conjuntas (FTC), policía-ejército, en el norte del país y en casi toda la frontera con Brasil, con la misión de eliminar al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), una entelequia guerrillera que pudo ser interesante hace diez años pero que hoy es un emblema que sólo beneficia a las tropelías del Estado contra el campesinado pobre.
Con el sello del EPP funciona el paramilitarismo protector de los mayores narcotraficantes y contrabandistas, cada día más efectivos en la instalación de la narcopolítica en el país, con operaciones criminales que han llegado a la propia Asunción, en un accionar terrorista que deberían eliminar los agentes de Israel, de Estados Unidos, de Colombia y de otros países, que ha contratado el Estado y pagado el pueblo con un cuarto de sus siete millones de habitantes en la pobreza y más de un millón en la miseria, con hospitales vacios de insumos básicos y escuelas derrumbándose por el abandono oficial.
Desde que hace unas semanas un tribunal brasilero requirió a Messer por lavado de activos, algunas personas y organismos se han puesto a investigar y las perlitas del delincuente van formando montañas, abarcando numerosas empresas, firmas fantasmas, consultorías, préstamos diversos, incluyendo, al menos uno, a la gigante brasilera Odebrecht por ocho millones de dólares en el 2005.
Parte de la información circulante por el mundo en los últimos días, muestra a Cartes vinculado con ese tránsfuga que, en un solo día, movió diez millones de dólares entre los Bancos Nacional de Fomento, el Itaú, el Continental y el Basa (exAmambay), propiedad del mandatario. Un primo suyo, Juan Pablo Jiménez Viveros, empleado de Messer, intentó el jueves pasado, retirar medio millón de dólares dos días después del requerimiento de su patrón por Interpol, pero huyó del local bancario cuando observó que demoraba mucho la operación y subió a un vehículo polarizado que lo esperaba, dándose a la fuga.
La Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero (SEPRELAD), presidida con rango de Ministro por Oscar Boldanich y  dependiente directo del Presidente Cartes, es otro de los organismos involucrados en esta Sodoma y Gomorra que un grupo de tunantes han convertido Paraguay.
Messer es de nacionalidad brasilera, y bajo la presidencia de Cartes y con la complicidad de una venal Corte Suprema de Justicia, se le otorgó la nacionalidad paraguaya, así como hace 59 años, durante la tiranía del General Alfredo Stroessner, el genocida nazi alemán, el doctor Joseph Mengele, recibió igual distinción, rubricadas ambas por el Partido Colorado gobernante y la complicidad de la celestina parlamentaria que es el Partido Liberal.
Donatien Alphonse Francois de Sade, muerto en 1814, si viviera en estos tiempos, igualmente  podría ser  acreedor de la nacionalidad paraguaya, en virtud de su conducta libertina, fuera de toda ley y moral, que son los requisitos cumplidos por Mengele, Messer  y quienes andan operando en su beneficio, “asociados en sociedad”, como decía Guillén.
La impunidad es reina, aunque el hábito de faltar el respeto a todo, al mejor estilo del presidente de Estados Unidos, desbordado de bravuconada, egolatría y endiosamiento, puede terminar haciendo perder la corona, máxime cuando los abusos no tienen límites, dando poder y riquezas a sanguijuelas generadoras de calamidades públicas en su beneficio que, con fortunas oscuras, construyen reinados sublimes.
A Cartes, que no es colorado de convicción, sino de conveniencia, y que no registra antecedentes de trayectoria política, hay que reconocerle habilidad y astucia para alcanzar una fulgurante y exitosa carrera en el ramo, tal como lo ha conseguido en numerosas actividades, entre las que destaca su pilotaje juvenil de aviones, aprendiz de parientes transportadores de drogas vinculados con Stroessner y su plana mayor militar.
Ello le permitió acercarse al poder y conseguir préstamos millonarios del Banco Central, a tasas preferenciales para la producción agrícola, que luego invertía a precio de mercado en una carrera de usurero que lo llevó un tiempo a la cárcel. Hombre sin escrúpulos, un día se convenció de que conforme este país ha tenido presidentes de diversos orígenes, mayoría militares e incluso un Obispo, bien podría tener a alguien como él.
Poseedor de gran fortuna, parte de origen muy oscuro, se lanzó a la carrera y, como acostumbra, empezó por comprar derechos y personas y a especular con ello. Nunca se sabrá cuántos millones de dólares ha invertido en política buscando rentabilidad y seguramente, cuando termine su mandato el 15 de agosto próximo, hará cálculos y no se arrepentirá. Tampoco el séquito de ejecutivos que lo rodean en su aventura política.
Esa vocación de mando, ha conducido a Cartes a operar desde el sillón presidencial con un irrefrenable complejo de mostrarse superior a todo y a todos, sometiendo a sus antojos al parlamento y al Poder Judicial, desnudando con placer a la jerarquía despótica y a la venalidad de numerosas honorabilidades nacionales, en una lujuria y orgía política que, en sólo cinco años, supera a los 35 del autoritario Stroessner, en particular en el endeudamiento del país, que el primero lo dejó con algo más de dos mil millones de dólares de compromisos, y el actual ya alcanza los ocho mil millones. Tienen algunas similitudes en la represión de opositores y  en particular de luchadores campesinos.
Alicia Pucheta, violadora de la Constitución Nacional desde su Ministerio en la Suprema Corte de Justicia, y enemiga manifiesta de los luchadores sociales, en particular indígenas y campesinos, renunció días atrás de ese cargo para asumir como Vicepresidente de Paraguay por decisión de Cartes, cuyo plan es catapultarla a la presidencia por mes y medio, cuando en las próximas semanas renuncie para jurar el uno de julio como Senador Activo, en otra  afrentosa violación de la Carta Magna que reserva sólo el cargo de Vitalicio para todo mandatario saliente. Pucheta tendría el plan de volver a presentar su candidatura a la Corte, una vez cumplida la misión ordenada por el mandatario.
La hipocresía  y otros vicios que corroen la actividad política en Paraguay, permite elogiar a Pucheta en los salones oficiales, como la primera mujer presidente de esta mancillada república, impuesta por la cloaca servil al mandatario que conforma la mayoría de senadores y diputados, varios misóginos conocidos,  que cínicamente coinciden en destacar que es la primera gran  reivindicación de la mujer paraguaya.  Desdichado extravío y tortuoso exceso palaciego que encuentra placer en los males ajenos, sin importarles el repudio que inunda las redes sociales, en especial entre la juventud.
En Paraguay se celebra este lunes 14 el 207 año de la fundación de Asunción, “madre de ciudades”, convertida en un basural bajo la administración de Mario Ferreiro, un elegante maestro de ceremonia, pretendidamente progresista, que ha confundido la política con la farándula. El 15 es el Día de la Independencia, otra falacia pues Paraguay es apenas una semicolonia, por obra y gracia del binomio colorado-liberal que se han repartido la gerencia del país en el último siglo y cuarto, luego de la guerra de la Triple Infamia que sepultó la única República Soberana de Suramérica que nació en 1811.
Heredero del cartismo, que es decir estronismo por confesión personal, asumirá la presidencia el próximo 15 de agosto  Mario Abdo Benítez,  hijo de quien fue Secretario Privado de Stroessner durante 25 años de los 35 de la tortuosa tiranía, miembro del Operativo “Cóndor”, montado por Estados Unidos con todos los regímenes criminales y ladrones que asolaron la región entre 1964 y 1989.
Ganador electoral el 22 de abril, pero perdedor político por la infinidad de trampas, compra de delegados de mesa de la oposición Alianza GANAR, de papeletas rotas y actas escondidas, el nuevo mandatario paraguayo es resultado de una cruzada pírrica, que facilitó la debilidad ideológica y la improvisación metodológica de sus adversarios. En algunos circuitos de votación, la fila para vender la cédula de identidad, por unos 10 a 20 dólares, tenía casi el mismo número que la de votantes.
Residente en Estados Unidos durante los últimos años del reinado del General Stroessner, Abdo Benítez es asiduo visitante de ese país, donde cursa cortos programas de formación política y en economía y mantiene estrechos nexos con los representantes diplomáticos del imperio, cuya cooperación marca agenda a seguir desde hace décadas, en una dependencia abyecta, de la que tampoco estaba libre su contrincante liberal Efraín Alegre.
Ambos son monetaristas, es decir el FMI es su guía, partidarios de la privatización de las empresas públicas, ninguno presentó un programa de gobierno transformador, que comenzara a combatir la desigualdad social y  la reestructuración de la tenencia de la tierra. Si alguna diferencia hay entre ellos, es más retórica que real, forzado Alegre por la composición heterogénea de la Alianza, con el Frente Guasú de Fernando Lugo, como segunda fuerza, y las propuestas del candidato a Vice, Leo Rubín, de trayectoria periodística honesta, ambientalista y solidario con las luchas populares. En cambio, el futuro Vice, Hugo Velázquez, pertenece a la cloaca de diputados.
El 1 de julio, deberán jurar los 45 senadores y sus 30 suplentes y los 80 diputados y sus segundos, además de los representantes ante el Mercosur, en una ceremonia encabezada por el Presidente del Senado, que es Lugo, quien ha declarado que excluirá de la convocatoria, un par de días antes, a toda persona electa que viole la Constitución con ese acto, que serían Cartes, su Vice Juan Afara, y Nicanor Duarte Frutos (2003/2008).
Si el exObispo y exPresidente legítimo, derrocado el 22 de junio del 2012 por un golpe de Estado parlamentario “relámpago”, concluido en menos de 24 horas, cumple con sus propias palabras, puede producirse un interesante conflicto de intereses sin final previsible. Hasta este día, Cartes no ha podido reunir los votos necesarios, 23 senadores, para que le sea aceptada su  renuncia a la Presidencia y, de esa forma, quedar habilitado para aspirar a la senaduría activa, violando una vez más, los preceptos constitucionales.